miércoles, 26 de junio de 2013

Sonic Youth, Goo

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Resulta que hace veintitrés años que salió el Goo de Sonic Youth. Sí, hace tanto tiempo que los que lo compraron cuando adolescentes ahora ya ni tienen pelo. El tiempo se ha ido rápido.
La primera vez que supe de la existencia del disco fue, creo, en el 2000  cuando la portada salió en la tapa de una revista, supongo que RollingStone, de esas que cuelgan en los puestos a lado de periódicos, tabloides y revistas pornográficas. Claro que yo lo que intentaba ver era las mujeres en poses sugerentes o, cuando menos, los dibujitos de mujeres en poses sugerentes, pero la portada atrapó mi vista y traté de investigar qué era ese dibujo tan extraño (y feo) y por qué aparecía en una portada de revista. Lo malo de ser niño es que uno no controla sus pasos y tiene que ceder ante el segundo jalón de brazo que las violentas madres ocupan para arrear a su prole. Pues eso, aquella vez mi madre caminó llevándome del brazo a toda carrera y yo me quedé sin saber qué era ese dibujo y, lo más triste, sin ver ningún pezón escapándose de las revistas porno. Tendría unos doce años.
Descubrí a Sonic Youth cuando mi adolescencia era esa rabia estúpida que me impedía seguir escuchando la música con la que crecí. Sin embargo, en esa época conocí tanta música, que muy pocos grupos sobrevivieron los años, las fiestas y la idea perentoria de que hay que escuchar lo que tu novia en turno escuche para llevar las cosas como la seda. La adolescencia es una época difícil para todos.
A mis veinte años, después de que la casera de la primera guarida patrañera nos corriera porque, según ella, fumábamos mucha yerba, regresé a casa de mis padres a encontrarme con la caja de discos que había dejado y ahí, claro, hundí las penas depresivas que implican regresar a casa fracasado. Sonic Youth apareció al poco tiempo y resultó una gran sorpresa.
Su música resulta difícil, a veces, pero tiene ese factor único que atrapa la atención de los escuchas dispuestos. Desde sus primeras grabaciones de corte punk y su evolución hacia los discos fáciles, hasta la reinvención, o experimentación retrospectiva, Sonic Youth tiene ese sonido noise que lo define en el papel. Juegan con los tiempos, con las afinaciones, con los efectos, con las letras y con la parafernalia multimediatica que sostiene sus fuertes y energéticos acordes. Tiene fuerza también la presencia en la escena que ha ejercido durante tantos años. El Goo salió en el ’90, dos años después del gran despegué con el Daydream Nation (la portada de éste y la banda, que se roba la comida de Peter Frampton, salen en el capítulo de los Simpsons en el que Homero se vuelve el hombre bala: Homerpalooza, así de famosos fueron.) y esto, claro, lo ubica en los años de formación del grunge, que posteriormente dejaría escuchar su influencia en el siguiente disco de la banda. De hecho en la gira europea del ’91 compartieron escenario con Nirvana y en el video del último sencillo del Goo, Dirty Boots, la protagonista usa una playera de Nirvana. Lo último resulta algo curioso pues el video fue lanzado meses antes de que el mundo se enterara de la existencia de Cobain y Nirvana tras la publicación de Nevermind.
Como sea, Sonic Youth resulta una de las bandas que valen la pena escuchar por lo menos unos meses en la vida. (En la foto simpsonizada de la banda encuentran cómo escucharlos, ya saben, pranganas)